sábado, 19 de marzo de 2016

Decisión encadenada, de Pablo Carnicero de la Cámara

Decisión encadenada / de Pablo Carnicero de la Cámara. — Versión Kindle. 120 p.
Este es el primer libro que reseño que solo tiene su versión en ebook. Es, por tanto, un libro indie, como se suele decir, autopublicado en Amazon por su autor. Ahora os contaré mis impresiones.

Sinopsis oficial:

¿Es lícito buscar justicia por tus propios medios cuando el sistema judicial falla?
La muerte de dos criminales a los tres días de ser puestos en libertad, gracias a los beneficios penitenciarios, despierta una viva polémica en la sociedad española. Los familiares de las familias de las víctimas aplauden al francotirador justiciero, quien ejecutó su sentencia de la misma manera: un certero disparo en la cabeza, pero los defensores del sistema judicial claman contra un asesino sin piedad, cuestionando hasta qué punto es lícita su macabra labor.
Pero esta supuesta sed de justicia amenaza la vida de Jano, viejo amigo de Miguel Herrero, puesto que pronto saldrá a la calle después de permanecer en la cárcel durante diez años sentenciado por un juicio poco claro. ¿Amenazará su vida el francotirador justiciero?
La respuesta es clara, y Miguel debe comenzar una carrera frenética contra el reloj para lograr desenmascarar al asesino de criminales, acompañado por su infatigable compañero Oli, un experto en informática. Ambos descienden a un sub mundo criminal en el que el tráfico de influencias y de estupefacientes, el asesinato, el chantaje y el secuestro representan duros escollos a los que hacer frente si desean que su viejo amigo no sufra el castigo del francotirador.


Impresión personal:


La novela empieza cuando un francotirador está apuntando a su víctima y se plantea si realmente le parece bien realizar este encargo o no. Él es un profesional que se dedica a liquidar a terroristas, otros francotiradores en diferentes guerras… pero este encargo en concreto le provoca cierta incertidumbre. La víctima es un asesino que acaba de salir de la cárcel al cumplir con su condena. Tras este asesinato vendrá un segundo y al francotirador se le llamará el francotirador justiciero. Miguel Herrero, el protagonista de la novela, está de acuerdo con la labor que realiza este “asesino a sueldo”, pero le preocupa que la siguiente víctima sea su amigo Jano. Jano está a punto de salir de la cárcel tras haber cumplido su condena por la muerte de su novia. Miguel está convencido de la inocencia de su amigo y decide intervenir para que Jano pueda salvar su vida.

Como veis, aparte de ser una novela de misterio e intriga también plantea un problema moral: ¿estaríamos dispuestos a tomarnos la justicia por nuestra mano? ¿Es lícito que personas que ya han cumplido con su condena sean asesinadas “por encargo”? Yo no voy a daros mi opinión, quizá porque tampoco la tenga muy definida, aunque me decante hacia uno de los lados…

Miguel junto con su amigo Oli, un hacker informático reconvertido, (ambos protagonistas de una novela anterior a la que se suele hacer referencias, muchas referencias para mi gusto, en esta otra) se dedicaran a investigar quién puede ser el instigador de estas muertes. Están convencidos de que es el encargo de uno de los familiares de las víctimas. Esta investigación se resolverá a mitad de la novela de una forma relativamente fácil para mi gusto. No es una de esas novelas enrevesadas que te plantean múltiples posibilidades. Os preguntaréis entonces qué ocurre durante la segunda mitad de la novela. Pues en la segunda mitad Miguel se dedicará a investigar el caso de su amigo Jano para demostrar la inocencia de éste. Es como si resolviera dos casos en una sola historia, aunque ambos estén relacionados.


Los personajes no son muchos y son un poco arquetípicos… el típico informático friki, el investigador que no ha llegado a policía… pero son simpáticos y caen bien. No me han gustado algunas incongruencias que he encontrado, por ejemplo: al principio de la novela (por eso lo cuento ya que no os desvelo mucho), Miguel está en el despacho de uno de los personaje. Cuando sale del despacho este personaje en concreto le hace seguir. Bueno pues el amigo de Miguel, Oli, en cuanto ha salido del despacho le cuenta a Miguel que tenga cuidado porque le están siguiendo… ¿queeeeeeé?... vamos a ver me parece bien que se tengan algunas licencias… pero esta me parece un poco exagerada. De dónde narices saca Oli que están siguiendo a Miguel. No puede ser porque lo haya oído porque no había ningún micrófono en el despacho y, salvo esa, yo no le encuentro otra explicación. Estos pequeños detalles, que a veces se le escapan a los autores, hacen que ya no me crea tanto la novela. No es congruente ni con la trama ni con la lógica.


Por otro lado también le he encontrado pequeños detalles en la forma de escribir que, aunque no sé si son incorrectos exactamente, a mí me chirrían. Por ejemplo, en un momento dado el personaje de Miguel dice: vamos a ajustar tú y yo cuentas… a mi esta construcción sintáctica me suena fatal. Ya digo que no sé si es correcta o no, pero desde luego me suena mucho mejor si dijera: vamos a ajustar cuentas tú y yo… o tú y yo vamos a ajustar cuentas… no sé si veis lo que quiero decir.

La narración es en tercera persona desde el punto de vista de Miguel, pero el autor introduce en pequeñas frases y en letra cursiva para diferenciarlo, los pensamientos personales de Miguel. Es un tanto extraña esta elección. Porque por un lado parece que el autor quiere que veamos todo desde el punto de vista del narrador omniscente, pero luego no quiere que perdamos los pensamientos del protagonista. Y aunque a veces he visto obras en que se conjugan ambas técnicas suele ser de forma más desarrollada, no un par de líneas del pensamiento de Miguel.


Todos estos pequeños detalles, junto con el hecho de que la trama no sea de esas que te mantienen en vilo hasta el final, hacen que no haya podido disfrutar de ella tanto como quisiera. Y no está mal, está entretenida (como el autor pretende)… pero desde luego no es un pageturner.

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